Envuelta en
una vorágine de furia, Mariela sacó mi pecera de la mesa de luz y la
dejó sobre el alféizar de la ventana que daba a la calle.
Luego, movió a los apurones algunos muebles de
su lugar y los amontonó cerca de la puerta de entrada del departamento.
Inmediatamente después, se puso la campera
que estaba tirada sobre la mesa y salió sin siquiera darse vuelta, sin
despedirse. No ví su rostro, pero sé que lloraba.
En el medio
del tsunami que se formó en mi pecera, hice un enorme esfuerzo para darme vuelta y pude mirar
hacia afuera. Mariela cruzaba la calle a paso ligero, casi corriendo. Al doblar
la esquina, la perdí de vista. La sacudida del cambio ahora mecía el agua en
un vaivén angustiante y doloroso. Tuve una sensación de ahogo; una sensación extraña
para un pez.
Los latidos
dentro de mi pecho se sucedían en una secuencia circular de
golpes crecientes. Entonces, intenté calmarme, alcé la mirada y
mis ojos quedaron fijos allá, lejos. En lo alto. arrinconado entre tres grandes moles, como los
muebles del departamento, apareció ante mí aquel
mundo del que tanto me había hablado Mariela ¡Eso era el mar, seguro, era el mar! Celeste, como
dijo ella; inmenso, con olas que dejaban a su paso huellas blancas que
zigzagueaban de un lado a otro.
Mariela solía decirme que quería liberarme
en el mar y cuando eso ocurriese ya no iba a necesitar cambiar el agua ni limpiar
el respirador. Y yo no tendría que preocuparme por si ella se
olvidaba de darme de comer. Algún día me iba a llevar ahí y por fin
podría andar libre y sin rumbo. Al principio pensar en ello, me asustaba.
Ya han pasado
dos días desde que Mariela cerró esa puerta. Aquí en mi
pecera, el agua se calmó.
Quisiera que
vuelva, tengo hambre.
Quisiera que vuelva. Casi no puedo respirar.
Estoy un poco cansado. Nunca
en mi vida cerré los ojos. No sé hacerlo, aunque
podría intentarlo. Quizás así no sufriría su
ausencia. Quizás si llego a lo lograrlo, pueda imaginar con mayor claridad,
hasta que vuelva Mariela, todo aquello que voy a hacer cuando esté libre, allá arriba en el
mar.
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